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miércoles, 6 de junio de 2012

¿Cultura de empresa?


El otro día comentábamos en la máquina del café de qué forma se puede mantener contentos a los empleados sin necesidad de aumentar el sueldo. No porque un aumento de sueldo no alegre a su receptor, sino porque actualmente no creo que el horno empresarial esté para el bollo del aumento de sueldo.



Entre los cuatro pringados que estábamos allí intentando arreglar nuestra pequeña parcela del mundo laboral, surgieron dos ideas obvias y con coste cero. Tal vez por eso los líderes empresariales (directores, subdirectores, y todos aquellos que suelen ostentar orgullosos títulos de MBA o parecidos) pasan por alto por ellas y ni se las plantean. Las ideas eran las siguientes:



1.- Jornada intensiva en verano.


¿Alguien duda todavía de que el trabajo que se hace en jornada partida en verano no se puede hacer igual o mejor en un horario continuado con el incentivo adicional de irte a casa a comer y tener lo que queda de tarde libre?



Al parecer los directores, en general, no lo tienen nada claro. Deben de creer que los empleados se irán a casita a las 15:00 y que si tienen algo urgente lo dejarán colgado hasta el día siguiente.



Pues bien, eso no es así. Yo no conozco a nadie que, si tiene algo urgente que no puede esperar, lo deje sin terminar y se vaya  tan tranquilo a echarse la siesta. En el funcionariado es posible que suceda, al tener el puesto garantizado de por vida, pero en la empresa privada...eso es impensable.



Y si esto sucede en un horario partido. ¿Por qué no va a seguir siendo igual con una jornada contínua? Por norma, el empleado se irá a comer a su casa, pero en caso de emergencia acabará su trabajo, en casa o en la oficina, y tendrá el aliciente de que el resto de los días se irá a casita pronto.

2.- Teletrabajo
Hoy en día, excepto los trabajos que necesitan de una actuación cara al público, casi todos se pueden hacer en remoto. ¿Por qué no se incentiva al empleado ofreciéndole que trabaje, por ejemplo, dos tardes a la semana desde su casa? Haría el mismo trabajo, y además representaría para él comer en casa y atender a otras necesidades que pudieran surgir, amén de organizar su tiempo como quisiera. Eso sí, con la condición de tener su trabajo a tiempo.

¿No nos están vendiendo la burra del trabajo por objetivos? Pues venga, que empiecen a ponerlo en práctica. Porque parece que eso del trabajo por objetivos se traduce en lo siguiente:
  • Si tienes que acabar algún trabajo urgente, entonces te quedas hasta que lo acabas.
  • Si tienes un día tranquilo sin casi trabajo, entonces te quedas en la oficina calentando el asiento, pero que no se te ocurra irte a casa.

¿No me digáis que las ideas anteriores no son de sentido común? A mi me da en la nariz que una de las causas por las que estas ideas no se ponen en práctica es porque a los directivos les gusta estar rodeados de subordinados. ¿Hasta ese punto tienen problemas de seguridad en sí mismos que necesitan sentirse superiores en todo momento?

¿No enseñan en los MBAs algo de psicología? Porque desde luego, parece que no saben lo que les gusta a las personas. Tal vez sea que, como muchos de ellos no tienen vida propia fuera del trabajo, creen que para el resto ha de ser igual.

Si pusieran en práctica los consejos de muchos de sus empleados pringaos (entre los que me cuento) todo iría mucho mejor para ellos y para nosotros. Pero parece que cualquier cambio que no implique la disconformidad del empleado no se tiene en cuenta.

2 comentarios:

  1. Lo que a uno le satisface, puede que no le cuadre a otro. Hay gente que prefiere pasar el día en la oficina a estar en casa, y otros a los que gustaría pasar el menor tiempo posible en el trabajo. Hay trabajos que se prestan a los horarios flexibles y hay otros que requieren una rigidez absoluta. Como no todo vale para cualquiera, se requeriría una flexibilidad tal que haría difícil comparar quién trabaja más y quién trabaja menos (por el mismo sueldo y con la misma categoría, se entiende). Eso daría lugar a disputas sobre si uno tiene más privilegios que otro y cosas por el estilo, así que la cosa no creo que fuese tan sencilla de poner en práctica.

    Otra cosa a tener en cuenta es que, si somos sinceros, muchos de los trabajos de oficina que se hacen hoy en día, son totalmente prescindibles o, para decirlo de otro modo, absurdos e inútiles, cuando no contraproducentes. Con tareas de este estilo ¿cómo se sabe lo que corre prisa y lo que no la corre? ¿Cómo averiguar lo que se tardará en concluir la tarea cuya definición es casi nula o totalmente difusa?

    Más de una vez he tenido que regalar mi tiempo para acabar algún “deliverable” inútil que alguien decidió que corría prisa. Tras emplear mi preciado tiempo libre en ello, casi siempre acabo sabiendo que eso tan urgente nunca sirvió para nada. Y esto siempre ha ocurrido en la empresa privada. Me da la impresión de que las diferencias entre funcionariado y empresa privada no son tan grandes como a veces pretendemos. La gandulería existe en abundancia en la empresa privada (por lo menos en las grandes empresas privadas en las que yo he trabajado). El derroche y el paripé son casi una norma en algunos grandes bancos en los que yo he tenido el gusto de trabajar. No sé cómo serán las cosas en la empresa pública, pero no creo que puedan ser mucho peor.

    El paripé rige el mundo laboral, y mientras esto sea así, el sentido común no tendrá cabida en él.

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  2. Estoy completamente de acuerdo con lo propuesto. Os digo como se trabaja en mi sucursal (de un importante Banco español que no necesita ayudas) Somos 5 empleados

    -Entramos a las 8. Normalmente TODOS LOS DÍAS director, subdirectora y comercial se reunen en el despacho hasta las 9:45 para hablar de los objetivos que les marca el director de zona. Fuera estamos las dos pringadillas administrativas atendiendo a todo el público. Cuanto mayor es la cola, más cierra la puerta el director.

    A las 14:00 Se conectan telefónicamente TODOS los directores de la zona, saludan y le dicen al jefe lo que han hecho: una cuenta, dos depósitos o...nada. En plena era informática, se les "toma la lección" diariamente y se avergüenza al pobre que no ha cumplido los "objetivos". Es una forma de humillación que yo creía que solo se daba con determinados profesores de mi infancia ¿recordamos a D. Alejandro, verdad Mojarra?

    A las 15:30 la otra administrativa y yo nos vamos casa: jornada acabada. Los demás comen tarde, o no comen, o comen en exceso de restaurante. Salen de allí de lunes a jueves a las 7 u 8, cuando no tienen que ir a más reuniones humillantes.

    No es bueno trabajar por objetivos cuando éstos, como pasa en Banca, no se pueden cumplir con la rapidez que exigen jefes ineptos o, pueden cumplirse engañando al público o no diciendo toda la verdad.

    No se puede trabajar por objetivos cuando los de arriba cambian las reglas de juego a mitad de los partidos.

    No se puede trabajar por objetivos cuando a veces hay una inmoralidad intrínseca en ellos.

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